«Buenos días, aunque muchos ya la conocéis, queremos presentaros a nuestra psicóloga infanto-juvenil Ana Notivoli Rodrigo que trabaja actualmente en nuestro Centro Materno Infantil Rosales del Canal.
Aprovechamos este post para comentar que nuestra psicóloga estuvo acompañada todo el embarazo por la Dra. María Jesús Barco de Ginecología Bolonia y, actualmente, Lucía está atendida y supervisa su evolución el equipo de Centro Pediátrico San Francisco.
Ana, empecemos por el embarazo…
¿Cómo recibiste la noticia del embarazo?
Tras mucho hablarlo con mi marido, nos decidimos a intentarlo y tan sólo un mes después…. ¡Estaba embarazada!
Fue una gran alegría y lo cogimos con sorpresa por la inmediatez. Los dos estábamos expectantes y muy emocionados con la notícia.
¿Disfrutaste de tu embarazo o tuviste algún susto o alguna complicación?
Mi embarazo fue maravilloso después de todo lo que me habían contado. Sí que es cierto que los tres primeros meses tuve algo de naúseas, pero lo demás fue muy bien hasta el sexto mes que empezó la “aventura” que, todo sea dicho, esperamos olvidar…
Llegamos a la semana 28 del embarazo, empezaron las contracciones. Cuéntanos qué pasó.
Estaba de vacaciones en Cádiz en agosto y, en plena noche y sin síntomas previos que me hicieran sospechar, empecé con contracciones. Yo, primeriza de libro, ni asocié que eso eran “las duras contracciones” de las que me habían hablado, ya que, apenas me dolía. Tras 6 horas así, decidimos ir al hospital más cercano y ahí me ingresaron cinco días hasta que lograron paralizar el parto.
Tras el alta de Cádiz, nos vinimos a Zaragoza en 10 angustiosas horas de coche donde seguía habiendo amenaza de parto. Recuerdo ese viaje interminable y con bastante angustia. Tal como llegamos a Zaragoza y sin pasar por casa, fui a Centro Ginecológico Bolonia a que me vieran y aconsejaran qué hacer a partir de ese momento.
La doctora Mª Jesús Barco además observó que tenía un hematoma placentario con desprendimiento y me mandaron medicación y reposo absoluto. Me dejaron muy claro:
- Ana, ante cualquier complicación acude al Hospital Miguel Servet que es donde se encuentra la UCI Neonatal Estábamos ante un parto de 28 semanas y de mucho riesgo.
A partir de ese momento ¿ tuviste que ir al Hospital en algún momento?
A los 4 días de estar en Zaragoza, empecé a ver luces con un ojo, una sensación nueva y muy extraña.
Fuimos a Urgencias del Hospital Miguel Servet y me ingresaron. En la analítica, detectaron los parámetros muy alterados y peligrosos, por lo que me dijeron que permaneciera ingresada con el objetivo de controlarlos.
¿Entonces ahí llegó la sorpresa inesperada?
Efectivamente, tras 3 semanas de ingreso nació Lucía de 32 semanas y media (7 “mesecillos”) con un peso de 1,150 kg.
¿Cómo te sentiste? ¿Cuál fue tu mayor miedo?
Mi mayor miedo fue que a Lucía le pasase algo por ser prematura, problemas pulmonares, o cualquier otra complicación propia de estos partos. Sentí mucho miedo, pero a la vez paz al saber que en el parto había ido bien.
¿Por qué decidieron que Lucía debía nacer? ¿Qué te pasó a ti?
Lo de nacer lo decidió la propia Lucía, siempre he creído que fue para salvarme la vida, ya que, mis analíticas cada vez salían peor.
Yo desarrollé un síndrome Hellp parcial, una complicación del embarazo muy peligrosa con alto riesgo de muerte fetal y materna, que impide que el bebé crezca a su ritmo y genera fallos orgánicos en la madre (en mi caso renal y hepático) y la única cura de ese síndrome es terminar el embarazo, es decir, dar a luz.
Tengo que confesar que nunca había oído antes hablar de este síndrome aunque el equipo se ocupó de explicármelo.
Miedo. Sólo puedo decir que sentí miedo.
Continuaste en el Hospital supervisada con unas analíticas que no incitaban al optimismo y ¿entonces?
Un domingo sin avisar, empecé con contracciones muy dolorosas. Intentaron pararlo, esta sensación ya la había experimentado en Cádiz. Pero esta vez no se pudo parar.
Tras 8 horas con contracciones cada minuto, Lucía nació, lo hizo llorando a pleno pulmón, la vi unos segundos y se la llevaron a la UCI Neonatal corriendo.
¿Cómo afrontasteis la noticia de que Lucía había nacido?
Fueron muchos nervios, mucha preocupación en quirófano. Había más profesionales de los que podía contar a los que les estaré agradecida cada día de mi vida.
Me sentí muy arropada en ese momento, vi gente muy preparada, dispuesta y atenta, y muchos medios preparados para mi pequeña guerrera Lucía.
¿Qué equipo estuvo a tu lado?
Desde el principio la Doctora Mª Jesús Barco de Gineclogía Bolonia siempre pendiente desde mi ingreso en Cádiz, dándome ánimos, recomendaciones y apoyo. Quiero hacerle una mención especial, puesto que siempre le agradeceré su implicación, empatía y profesionalidad.
Madre primeriza de un bebé prematuro ¿qué es lo primero que se te pasa por la cabeza?
Lo primero fue miedo a coger a alguien tan pequeño ¿Y si le hago daño? ¿Y si le pasa algo? La primera vez que la vi en la UCI iba llena de cables, sonda nasogástrica….
Impresiona ver a tu hija así, asusta… ¿Seré capaz? ¿Tendrá algún problema grave?
La evolución de Lucía
Lucía es impresionante, no tengo palabras para describir su fortaleza y me impresiona como a alguien tan pequeño se le puede querer tanto. Nos ha dado una lección con días de vida.
Desde que nació, no necesitó ningún tipo de soporte vital que son habituales en prematuros, puesto que cogió peso de una forma sorprendente. Tengo que decir que he sido afortunada de poder contar mi historia y de que todo han sido buenas noticias desde el primer día; todas las pruebas protocolarias de prematuros han salido bien por el momento, aunque somos conscientes de que queda un largo camino, aunque la previsión nos incita al optimismo.
¿Cómo vivisteis la vuelta a casa los dos sin Lucía?
Yo la llevé peor que mi marido; además yo llevaba más de un mes sin estar en casa porque había estado ingresada todo ese tiempo. Recuerdo que la mañana siguiente de haber llegado a casa no podía parar de llorar, porque teníamos que ir al hospital y yo quería estar con mi hija en casa.
Al final estuvimos un mes yendo y viniendo a ver a Lucía al hospital y te acostumbras, pero esos momentos son muy duros, sobre todo los momentos de despedida.
Llega el momento del alta. Los tres en casa
El alta fue muy emocionante, no sabíamos qué conjunto escoger para sacarla del hospital, nos llevamos cuatro diferentes y estábamos alegres de que nuestra cabeza pensara en ese tipo de cosas, con todas los acontecimientos y crudas emociones vividas el mes anterior.
En casa tuvimos que entrar con calma, dejar que nuestros gatos la olieran un poco y ya pudimos disfrutar como una familia normal de bañarla, cambiarla, darle el biberón, cosas que no habíamos podido hacer todavía en todo este mes desde que nació.
A nivel emocional, ¿cómo estáis?
Estamos bien, a días, a ratos que digo siempre que me preguntáis. Aprovecho también todas las muestras de cariño recibidas este tiempo, que han sido muchas.
Es curioso porque yo no pude tener postparto, la situación no me lo permitió, no podía estar mal, no podía dejar de estar, así que, el postparto viene más tarde. Cuando te relajas, cuando estás en casa y empiezas a estar cansada de no dormir tanto. Aún así, estoy inmensamente feliz y arropada por cada uno de mis compañeras del centro: pediatras y ginecólogos que me han estado acompañando en todo momento. Sin ellos, este camino hubiera sido inmensamente más duro, más triste y más doloroso de lo que ya fue. Así que no puedo dejar de sentirme en cierta manera afortunada y además, puedo contar mi historia. Sólo pudo estar AGRADECIDA.
¿Está idealizada la maternidad y el embarazo?
Mi opinión es que sí. Ser madre no es fácil desde que te quedas embarazada, siempre salen madres embarazadas perfectas, con embarazos perfectos, partos perfectos.
Nunca imaginas que te va a pasar a ti, pero a raíz de vivir esto, se han puesto en contacto conmigo decenas de madres que han vivido cosas similares.
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