- Consulta con un profesional: cada persona es un mundo, y hay tantas maneras de responder a una dieta como personas. Un dietista – nutricionista después de estudiar tu caso podrá recomendarte una dieta personalizada adecuada a tus necesidades metabólicas y etapa vital consiguiendo resultados duraderos en el tiempo.
- Elige como bebida el agua: un vaso de agua en ayunas para empezar el día es fantástico para hidratar y despertar el cuerpo del ayuno nocturno. A lo largo del día habría que beber mínimo 1,5 litros de agua y debemos tener en cuenta que las infusiones y caldos de verdura contabilizan como agua. Si te cuesta beber agua puedes darle algo de sabor utilizando alguna fruta (unas fresas, unas gotas de limón, rodajas de kiwi…) ¡Para perder hay que beber!
- Una alimentación sana comienza en el supermercado: hay que planificar con un poquito de antelación los menús, elaborar una lista de la compra e ir al supermercado sin prisa y a poder ser sin hambre. En la compra hay que intentar elegir los alimentos menos procesado posibles, cuantos menos alimentos etiquetados haya mejor y cuando más sencillo y comprensible sea éste mejor. Los alimentos procesados son ricos en una combinación “bomba” como sal, azúcar y grasas y normalmente estos 3 ingredientes vienen camuflados, difíciles de identificar.
- Educación alimentaria: huye de “dietas milagro”. En esta época del año abundan las dietas que prometen pérdidas rápidas con apenas esfuerzo. No te dejes engañar, al final lo que funciona es adquirir hábitos de alimentación que perduren en el tiempo, es la manera de evitar los temidos efectos rebote o yo-yo.
- Lo vegetal siempre mejor: verduras, frutas y hortalizas. Estos alimentos deben estar presentes en la alimentación diaria, son ricos en fibra, agua, vitaminas y minerales y por el contrario, aportan pocas calorías. Eligiendo las frutas y verduras de temporada nos aseguramos además de que están en su momento óptimo en cuanto a contenido de nutrientes se refiere.
- Cocina siempre que puedas: en los alimentos que cocinamos sabemos exactamente qué condimentos añadimos, calidad y cantidad de aceite, salsas…no así en los precocinados o comida preparada. Con tecnologías culinarias muy sencillas que apenas llevan 10-15 min. podemos preparar platos sabrosos, equilibrados y saludables.
- La cantidad de las grasas es importante: en una dieta de adelgazamiento conviene controlar la cantidad de aceite que utilicemos para cocinar y aliñar platos; de manera general podríamos recomendar 4 cucharadas soperas/día cantidad que personalizaremos en consulta dependiendo de cada caso. El hecho de estar a dieta no quiere decir que no se deban consumir grasas si no que cuidaremos su tipo y cantidad.
- En esta tierra mediterránea cómo no, el aceite de oliva virgen extra sería la grasa de elección acompañada de otras también saludables como la que aportan los frutos secos crudos, el aguacate o los pescados.
- La actividad física cobra un papel fundamental para combatir el sobrepeso: durante el rato que hacemos ejercicio aumenta el gasto calórico y hasta unas horas después el metabolismo basal sigue aumentado, de manera que hacer ejercicio activa positivamente el metabolismo y facilita la pérdida de grasa corporal favoreciendo el desarrollo y mantenimiento de la masa muscular.
- Controla tu peso: es el indicador más fácil de medir y que de manera objetiva nos dirá si está habiendo variaciones en los últimos meses. En valor del resultado podremos tomar medidas o poner remedio. El peso ha de ser siempre en la misma báscula, matutino, en ayunas, después de hacer pis. Es aconsejable llevar un registro de peso semanal.
Solicita tu cita con nuestra nutricionista Begoña Auba en el 876 614 000
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